Soy impaciente, lo sé desde siempre...
Para que os hagáis una idea..., cuando era pequeña, me regalaron El Magic-van de Barbie. Aquella caravana, me parecía un sueño hecho realidad. Hasta que un buen día, mi vecina, me enseñó las mieles de tener la Supervan de Chabel, aquello, eran palabras mayores.
Chabel era más palitroque y escuchimizada que Barbie, pero... ¡ay amiga! en lo que a detalles se refería, la curvilínea Barbie no le llegaba ni a la suela de los zapatos a Chabel. Aquella super caravana, era el paraíso del camper. Recuerdo que tenía luz (siempre funcionaba), pequeños botecitos de comida hiperrealistas, cubertería cómo para dar una cena en Buckinham Palace, ¡una cajita de Puré Maggi!, la mejor colección de vinilos para el estupendo tocadiscos, horno, litera...
La de Barbie no estaba mal, era muy práctica, se separaba en un todo terreno cuatro plazas, y tal, pero aquella otra auto caravana amarilla, tenía todo lo que os podáis imaginar en aquellos 20 cm cuadrados.
Buscando ahora fotos, casi me da un tarantantán y me la compro, no os digo más
En un intento frustrado de recomponer mi birria van, me dediqué a recortar todos los utensilios que podría necesitar un campista que se preciara en los folletos de publicidad de Hipercor y Alcampo y pegarlos en cartón para emular las florituras de Chabel. Casi me da un mal....
De ahí mi obsesión por las caravanas y mi gran destreza para recortar, está claro.
Cómo esta historia os puedo contar mil, todo lo quiero para hoy.... Es para volverse loco, os podéis imaginar. Con el paso del tiempo, esto muchas veces se traduce en un stress de caballo, en el eterno problema virgo de no saber decir que no, un trabajo toxico tampoco ayuda, la mala costumbre de quedar en 3 sitios a la vez a la misma hora....etc, etc, etc
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Uno de los síntomas: suspiros a modo de exhalación, para liberar el stress |
Pues, para los que os sientais identificados con estas situaciones, yo,
en todo este cagaprisismo sin parangón he encontrado mesura gracias a: L72 de Lehning, un remedio homeopático que te ayuda reducir ese ritmo imparable. 30 gotas en un culín de agua
(os recomiendo que sea super fría, porque no sabe muy bien) debajo de la lengua, 3 veces al día, y en unos días nuevas.
Se compra en cualquier farmacia, y es mano de santo. Darle un margen de tiempo, unos quince días, a mi me ayudó muchísimo. Lo tengo siempre en casa y cuando veo que estoy un poco más acelerada de la cuenta, para dentro...Os lo cuento, porque se pasa mal, y si se alarga en el tiempo se vuelve costumbre. El yoga también me ha ayudado, pero eso es otra historia....
¿Algún impaciente en la sala?
Sobrepasando el ecuador de la semana, esto, está hecho
XXX Grett